RED PASTORAL JUVENIL COSTA RICA
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Líderes Huérfanos

8/1/2019

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PictureGerald Murillo | @geraldemurillo/
Mi papá me cuenta que uno de los juegos que hacía con sus hermanos era que uno de ellos se subía en un árbol, los demás lo cortaban y lo veían caer al suelo.  En el momento que caía el árbol junto con el que se había subido, corrían a "machetear" las ramas al azar.  El juego era más o menos librar al hermano de entre las ramas cortándolas, pero sin matarlo.  Según entiendo varias veces salió cortado el pobre.  No sé si mi abuela sabía de ese juego, creo que no.

Pero en la familia eran 9 hombres con muy poca diferencia de edad, y 3 mujeres. ¡Eran tremendos! 
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La historia de la infancia de mami no la conozco tan a fondo, pero sé que mi abuela Consuelo, una mujer pequeñita con un corazón increíblemente grande tuvo 16 hijos, 2 nacieron muertos y dos más murieron pequeñitos según entiendo.  Entonces quedaron 12 hermanos. La vida fue de campo, entre ganado y cultivos. Mi mamá es de las menores y se lleva muy bien con sus hermanos. 
 
¿En serio, 12 hermanos? Esas vidas deben haber sido un "caos" muy interesante.  Siempre me pregunto ¿cómo podían mis abuelas y abuelos atender a tanta gente... y más aún, cómo le hacían para que todos se supieran amados, recibieran los abrazos necesarios, los te amo necesarios, fueran escuchados y no colapsaran en la adolescencia? Creo que la paternidad fue estirada al máximo.  
 
Pero como todos sabemos, hoy no es así.  ¡No puede ser así! (al menos eso dicen todos) Criar dos o tres es más que suficiente; cuatro ya es de leyendas.  Mi esposa y yo aún no tenemos ninguno. Lo que quiero señalar es que en mi opinión el tema de tener hijos hoy pasa menos por el hecho de que podamos o no mantenerlos, y se trata más de si podemos o no SER PADRES. ¿Tenemos tiempo para eso? ¡ahh si, es verdad, podríamos tener una niñera, ella lo va a resolver!  Puede ser que si.  Puede ser que no. 
 
El punto es que, en el pasado en los hogares había una mezcla entre mucha compañía y a la vez la sensación de sentirse un poco solo (menos atención individual).  Hoy hay uno o dos hijos, y a pesar de eso la soledad ha aumentado.  Así es la cadena:  Los padres que fueron criados en familias numerosas podrían haber desarrollado vacíos afectuosos, y ahora tienen tres o cuatro hijos, con los que en muchos casos son distantes (sobre todo el padre).  Entonces esos hijos (de mi generación) ya no solo heredan vacíos afectuosos, sino que no pueden cuidar bien a su propio hijo(s) porque ambos padres trabajan!!!  ¿Hubo en la historia de la humanidad una generación más huérfana que la presente?
 
Eso nos lleva a señalar que los abismos generacionales son de una profundidad incalculable, así como el daño que eso nos está causando.  La distancia entre padres e hijos en el pasado generaba rebeldía (rechazo a las reglas), en el presente produce indiferencia (un "me da igual todo", que se da cuando no hay reglas).  Cada nueva generación se interesa menos en la unión que tenga con la anterior.  Y la generación mayor tiene esa mezcla entre culpa por la distancia, la herida por no ser honrado, y la firmeza para no hacer mucho por resolverlo, por eso los abismos siguen.   Mientras tanto cada generación solo procura soltarse ("ser libre") lo más pronto posible del dominio de la anterior, mientras esta considera que solo son niños mimados.  ¿Cuándo va a parar esto?
 
Ah, y sumemos a toda este desorden, la exaltación de la sociedad a la juventud. En todo se está abriendo muchísimo espacio a los jóvenes: en la política, las empresas, las artes, la tecnología y muchos más.  No es una petición de "trabajemos juntos", sino una exigencia de: "entréguennos las riendas del mundo". 
La sucesión es normal, la herencia es normal.  Lo que no es normal es sentarnos en diferentes mesas a comer y a planear. Eso se llama: orfandad (a veces voluntaria).
 
Con todo esto de fondo pregunto: ¿Ha habido una generación de líderes más huérfana que la presente?  Porque si crees que este es un fenómeno que solo afecta la familia te equivocas.  Afecta la iglesia, afecta la sociedad, afecta el mundo.  
Dichosamente escucho cada vez más a líderes jóvenes con un corazón conciliador y dispuesto a cerrar brechas.  El camino correcto es la honra. Desde hace un par de años para acá entendí que la honra que no se da, siempre será una deuda pendiente que te seguirá todos los días de tu vida hasta que la pagues.  Así funciona.  Así lo hizo Dios.
 
El enemigo nos quiere hacer creer que la urgencia de sucesión es tan grande que debe darse a cualquier precio, y que nosotros somos los "Iron Man" de este tiempo.  Pero si me permiten puedo hablar desde mi propia experiencia: No es cierto. ¿Qué es lo que necesitamos en esta generación de líderes huérfanos? Alguien tiene que ceder, y los invito a que lo hagamos nosotros. Y posiblemente un líder me diga: ¿Ceder más? Y yo le respondo: ¡Sí!  Por amor a las nuevas generaciones, extendamos los brazos y sirvamos de eslabón que une las generaciones.  Creo que tenemos un papel protagonico en esto y es uno de los llamados más importantes que el Señor nos ha dado hoy.
 
Personalmente creo que aquí es donde encontraremos el más precioso, constante y sanador avivamiento que hayamos tenido. ¡Imagínanos trabajando juntos!   ¿Quién nos para?

Gerald Murillo

Aprendiz de Cristo!! Enamorado de su esposa! Un voluntario mas en #FamiliaHosanna Ciudad Neily

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